En respuesta al reciente mensaje de don Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, marqués de la Floresta, envié unas breves líneas agradeciendo sus palabras, alabando su actividad a favor de esta ciencia y animándole a mantener su actividad como cronista-rey de armas y el consiguiente ejercicio de certificar composiciones heráldicas.
A vuelta de correo, el marqués ha tenido la deferencia de remitir los párrafos que siguen en relación a las certificaciones heráldicas, junto con un elaborado, interesante y bien argumentado discurso sobre el asunto, que se expondrá en breves fechas.
Estas son las palabras de don Alfonso:Estimado amigo:
Le agradezco sus palabras de apoyo a mi pequeña actividad heráldica.
La realidad cierta es que cuando expido Certificaciones de Armas tengo la ley de mi lado, pero me he cansado de intentar razonar con personas que, o no saben Derecho, o tienen otros intereses particulares que defender, o son simplemente envidiosos. Y no se puede intentar contentar a quien jamás se va a dar por contento.Por lo tanto, yo sigo mi camino, que no es ni ha sido nunca mercantil: baste decir que hay años en los que solamente he expedido UNA única certificación; para mayor ahondamiento, el registro heráldico de la Junta de Castilla y León es público pero además GRATUITO.Comprenderá usted porqué procuro no participar en foros ni debates estériles, aunque los sigo y procuro aprender de lo que en ellos se dice.Leí por eso las entradas de su blog de octubre de 2008 y de mayo de 2009, siendo obligado reconocer que el argumento de éste último, aunque equivocado "in fundamento", al menos era inteligente y razonable.
En fin, el problema de tantos opinantes es que siguen creyendo que la concesión de un escudo de armas (o de una certificación de armas) es un honor público, semejante al de un título (en cuyo caso dependería del Ministerio de Justicia); cuando en realidad hoy en día es una cosa bien distinta, que tiene más que ver con la Cultura, con la protección de marcas y patentes, o con el fomento de la familia y sus valores, que con lo anterior. Así es como se producen tantos diálogos de sordos que hablan de cosas bien distintas.Como curiosidad, le acompaño un texto que hice en su día, y que debo actualizar pronto.
Reciba un cordial saludo:
El marqués de la Floresta.El texto al que hace alusión el cronista-rey de armas, completa reflexión sobre el pasado y la actulidad de la heráldica, se hará público en breves fechas.
A vuelta de correo, el marqués ha tenido la deferencia de remitir los párrafos que siguen en relación a las certificaciones heráldicas, junto con un elaborado, interesante y bien argumentado discurso sobre el asunto, que se expondrá en breves fechas.
Estas son las palabras de don Alfonso:Estimado amigo:
Le agradezco sus palabras de apoyo a mi pequeña actividad heráldica.
La realidad cierta es que cuando expido Certificaciones de Armas tengo la ley de mi lado, pero me he cansado de intentar razonar con personas que, o no saben Derecho, o tienen otros intereses particulares que defender, o son simplemente envidiosos. Y no se puede intentar contentar a quien jamás se va a dar por contento.Por lo tanto, yo sigo mi camino, que no es ni ha sido nunca mercantil: baste decir que hay años en los que solamente he expedido UNA única certificación; para mayor ahondamiento, el registro heráldico de la Junta de Castilla y León es público pero además GRATUITO.Comprenderá usted porqué procuro no participar en foros ni debates estériles, aunque los sigo y procuro aprender de lo que en ellos se dice.Leí por eso las entradas de su blog de octubre de 2008 y de mayo de 2009, siendo obligado reconocer que el argumento de éste último, aunque equivocado "in fundamento", al menos era inteligente y razonable.
En fin, el problema de tantos opinantes es que siguen creyendo que la concesión de un escudo de armas (o de una certificación de armas) es un honor público, semejante al de un título (en cuyo caso dependería del Ministerio de Justicia); cuando en realidad hoy en día es una cosa bien distinta, que tiene más que ver con la Cultura, con la protección de marcas y patentes, o con el fomento de la familia y sus valores, que con lo anterior. Así es como se producen tantos diálogos de sordos que hablan de cosas bien distintas.Como curiosidad, le acompaño un texto que hice en su día, y que debo actualizar pronto.
Reciba un cordial saludo:
El marqués de la Floresta.El texto al que hace alusión el cronista-rey de armas, completa reflexión sobre el pasado y la actulidad de la heráldica, se hará público en breves fechas.