Al hilo de las recientes entradas sobre las órdenes militares, se propone hoy una cuestión semántica. Es la relativa al propio término orden militar. Como sabe, improbable lector, las órdenes nacieron en la edad media como brazos eclesiales armados. Verdaderas órdenes religiosas por un lado y verdaderas milicias armadas profesionales por otro.Pero tras su adscripción a la corona, ya en la edad moderna, consecuencia evidente de su carencia de objetivo tras la finalización de la reconquista, las órdenes militares pasaron a ser órdenes, en tanto que seguían manteniendo una organización religiosa, pero no militares, dado que su carácter de milicia permanente había desaparecido.Durante esta etapa temporal definida por el periodo que abarca originalmente el momento de su adscripción a la corona y concluye con la triste situación de 1931 en la que España renunció a la monarquía, las órdenes militares debieron haberse denominado órdenes nobiliarias, pues tal era el sentido que mantenían. Seguían manteniendo una vinculación y organización eclesial, pero con el único afán de colegiar a los nobles.Y ya en el periodo actual que podría abarcar desde 1939, hasta la actualidad, las órdenes se deberían denominar agrupaciones nobiliarias atendiendo a su verdadera naturaleza, dado que no son otra cosa que asociaciones civiles de colegiación, de asociación nobiliaria.