Merced a una invitación, cuya copia ha se recibido en el correo vinculado a este blog, se ha tenido la oportunidad de admirar una buena muestra de praxis heráldica. El documento anuncia que la próxima ceremonia de investidura de damas y caballeros de la orden de san Lázaro se celebrará el día veinticuatro de octubre en el convento de Santo Domingo el real, en el número 112 de la calle Claudio Coello de Madrid, a las doce del mediodía.
Pero no es la propia invitación el asunto que hoy se propone sino las armas que la adornan. Armas que ponen de manifiesto una acertada praxis heráldica.
Como sabrá, improbable lector, el concepto de
brisura hace referencia a la modificación que se introduce en un escudo, sea el propio de un linaje; el asociado a un título; el utilizado por una orden religiosa, nobiliaria o de simples caballeros; o incluso el escudo de un territorio, con el ánimo de distinguir diferentes ramas, diferentes brazos del original.
Como recordará, improbable lector, se apuntó algún detalle sobre las armas de la orden de san Lázaro en una
entrada, del mes de enero del año en curso, señalando la incorrección que supone el uso del manto que adorna el escudo institucional de la orden, dado que es significativo de soberanía, o por asimilación, de grandeza de España.
Así, las armas de los soberanos, y solo de los soberanos, sean reyes,
príncipes
o duques,
se adornan de estos mantos, al igual que lo hacen los grandes de España.
La orden de san Lázaro
y su gran maestre,
no obstante, sin ser soberanos, adornan sus armas con manto de sable con vuelta de armiño según ancestral costumbre que proviene del siglo XVII y que por uso ininterrumpido desde entonces se considera correcto, tal como se relató en
otra entrada.
Esta corporación de caballeros se arma de una cruz llana de sinople en campo de plata, acola una cruz de ocho puntas de sinople, orla con el gran collar lazarista y todo se dispone sobre manto de sable con vuelta de armiños.
Estas armas, muy conocidas, se cargan de brisuras geográficas, adiciones y diferenciaciones, atendiendo a las varias regiones de la cristiandad donde se encuentra establecida. Se trata, como se apuntó más arriba, de una muy acertada praxis heráldica.
Y es que la orden lazarista ha establecido en su
reglamento heráldico que los grandes prioratos, sus encomiendas y demás jefaturas regionales o locales muestren, en la medida de lo razonable, las armas del reino, la región o la ciudad sobre los que se encuentren establecidos.
Así, sin alterar la esencia del diseño heráldico con el que se arma la orden lazarista se añaden, invariablemente en el cantón diestro superior de las armas originales, los muebles que, a modo de brisura, identifican el escudo como propio de un gran priorato o de una encomienda.
Se propone en primer lugar el escudo que timbra la invitación cuya copia se ha recibido en el
correo asociado a este blog. Se trata de las armas originales de la orden lazarista,
brisadas con las armas de los reinos que conforman España,
dispuestas según aparecen en el escudo del rey
y en el de la propia nación.
Brisura que significa al
gran priorato de España de la orden.
A continuación, siguiendo un orden no determinado por circunstancia o razón alguna, se exponen diferentes ejemplos de esta acertada práctica heráldica.
Las armas del gran priorato de Irlanda, con el trébol que san Patricio utilizó para explicar la Trinidad y que ha permanecido desde entonces como símbolo de la isla.
Las armas del gran priorato de Australia, que reproducen en el cantón diestro superior las estrellas de su bandera.
Las armas del gran priorato de Hungría,
que añade el escudo completo de aquel reino,
en vez de los dos cuarteles del partido, consecuencia del gran valor simbólico que posee la corona de san Esteban.
Las armas del gran priorato de Alemania
que ostentan el águila de los Hohenstaufen.
El gran priorato de Polonia, con
el águila de plata en campo de gules propio de aquel reino.
El gran priorato de Liechtenstein, que muestra la bandera del principado.
Las armas del gran priorato de Rumania,
con el escudo de aquel reino.
El gran priorato de Francia, con un sembrado de lises.
Las armas de las encomiendas, ya sin manto, de Berlín
Schleswig
Nordrhein
y Baviera
Y otras dependencias que ponen de manifiesto igualmente la sabia opción, la buena praxis, de la orden lazarista en materia heráldica.