Hoy es el día en que la Iglesia celebra la Inmaculada concepción de María Santísima. Se trata de una advocación especialmente querida, desde hace siglos, en España.
Así, nuestros reyes
acostumbran a portar en los actos de especial solemnidad las insignias de la orden de Carlos III
que tiene por emblema central la imagen de esta advocación mariana.
El rey fundador, el mejor alcalde de Madrid, tomó dicho motivo ornamental al considerar un favor de María Inmaculada la continuidad de la dinastía, asegurada tras dar a luz al primero de sus hijos la princesa de Asturias, la futura reina María Luisa de Parma.
El motivo habitual de ingreso en la orden de Carlos III es el premio a un especial servicio a España, que no haya sido ya recompensado con otra distinción.
Esta orden mantiene vigentes cinco categorías: Collar, gran cruz, encomienda de número, que realmente se debería llamar placa, encomienda y cruz.
El motivo de considerar la conveniencia de denominar placa a la categoría intermedia de la orden procede de la práctica constante de las diferentes órdenes españolas. Así, sirven como ejemplo claro los nombres que reciben los diferentes escalones de pertenencia a la orden militar de san Hermenegildo que establece sus categorías de esa específica forma: collar,
gran cruz,
placa,
encomienda
y cruz.
La cruz, que es el modo habitual de ingreso en la orden de Carlos III, se alcanza por méritos contraídos. El distintivo se porta en forma de medalla.
Alcanzados tres años de permanencia en esta categoría se puede acceder a la superior.
La encomienda se concede al reunir de nuevo especiales méritos en el servicio de España y acumular al menos tres años de permanencia en la categoría de cruz. La distinción se porta por medio de una cinta sobre el nudo de la corbata.
La encomienda de número, que como se explicó más arriba se debería denominar placa, se porta efectivamente en forma de placa.
Se concede a los caballeros comendadores, esto es, caballeros que poseen la categoría de encomienda que, de nuevo, contraigan en su haber extraordinarios méritos a favor del servicio a España y cuenten con, al menos, tres años de posesión de la encomienda simple.
La gran cruz se concede a los altos cargos de la administración del Estado hasta el nivel de secretarios de Estado sin necesidad de aportar mérito alguno. Su divisa consiste en una gran cruz, similar a la placa,
pero acompañada de una banda terciada.
Banda que representa los colores tradicionalmente atribuidos a María Santísima, azur, plata y azur con idéntica anchura.
Por fin, el empleo de collar es propio del monarca soberano de la orden y de los jefes de Estado extranjeros que son tradicionalmente investidos con esta distinción al visitar nuestra nación. El distintivo propio de esta categoría se define a través de un doble motivo: Bien por medio de un collar,
collar que, como se apuntó más arriba, nuestro monarca viste en ocasiones de espacial solemnidad,
o bien por medio de una banda que, en lugar de la disposición de los colores propios de la orden, coincidentes con los de la bandera de Argentina, se ordena como una banda de azur con vivos blancos, que es la forma habitual en que la los miembros de la real familia la ostentan.
Significar para concluir, que la orden solo ha admitido el ingreso de damas desde 1983.