Al hilo de la reciente entrada relativa al timbre eclesiástico, el capelo, hoy se propone a su consideración, improbable lector, un enlace.
Se trata de una página traída con alfileres. Traída con alfileres toda vez que el tema principal no es estrictamente heráldico. La página que se propone es un muestrario, muy extenso, de diferentes sombreros en uso. Muchos de ellos son eclesiásticos. Así, se pueden apreciar varios capelos adornados con borlas cuyos colores denotan el escalón jerárquico eclesial del poseedor. Esos capelos con borlas justifican, un poco a la fuerza, la entrada de hoy. El enlace es este.
Se trata de una página traída con alfileres. Traída con alfileres toda vez que el tema principal no es estrictamente heráldico. La página que se propone es un muestrario, muy extenso, de diferentes sombreros en uso. Muchos de ellos son eclesiásticos. Así, se pueden apreciar varios capelos adornados con borlas cuyos colores denotan el escalón jerárquico eclesial del poseedor. Esos capelos con borlas justifican, un poco a la fuerza, la entrada de hoy. El enlace es este.
En consecuencia, y además de representar sus muy bien diseñadas armas, según se
Se trata de un escudo timbrado con capelo. Pero capelo que no presenta las características borlas cayendo a sus lados.
Y para alcanzar este objetivo de representación es obligado prescindir de las borlas toda vez que, desde las quince borlas por lado de los cardenales,
pasando por las diez de los arzobispos,
seis borlas por lado de los obispos,
tres de los prelados domésticos,
Sea bienvenido este nuevo concepto heráldico adaptado por el maestro Foppoli: El timbre de los diáconos. 
El enlace a esa instrucción en una edición bilingüe en latín e inglés es
Este timbre es privilegio otorgado al lugar por parte del que fuera papa Benedicto XIII, el llamado papa luna, nacido Pedro de Luna, cuyas armas, parlantes,
sin modificar las que traía por linaje, fueron estas:
Hoy se propone una
Aunque no se reconozca como anglo parlante, improbable lector, la página incluye, al final, un somero armorial que expone las armas ostentadas por los grandes maestres de la
Se excluye, no obstante, el último maestre electo, del que se habló recientemente, don Carlos Gereda de Borbón, marqués de Almazán, cuyas armas, como recordará improbable lector, son estas:
Y esa referencia no es cierta, toda vez que las armas de dicho prelado, monseñor Juan María Leonardi Villasmil, bastante más anodinas, son las que siguen.
Del segundo escudo se dice que son las armas del “monje del bosque”.
Parece evidente la falsedad, aunque muy bien ejecutada, habiéndose tomado el diseño del capelo episcopal del maestro heraldista norteamericano, diácono permanente de la diócesis de Providence, en Rhode Island, Paul J. Sullivan.
Se expone a su consideración una fotografía extraída de la red. En ella se muestra la pila bautismal de la capilla anglicana de san Botolph, en Saxilby, condado de Lincolnshire, Inglaterra. El adorno principal de este objeto litúrgico viene determinado por los escudos de los fundadores de la capilla. Convendrá conmigo, improbable lector que el buen gusto es evidente.
Estas son sus palabras:
Envía don José María de Montells además, fotos del gran maestre de la orden de san Lázaro, el marqués de Almazán, solo y en compañía de otros, y de las armas que ostenta desde que alcanzó tan alta representación institucional.
Este último escusón representa las armas propias del título de marqués de Alamazán al ser el escudo que ostentara el I marqués, don Francisco Hurtado de Mendoza y Fajardo, virrey de Navarra, al alcanzar la merced nobiliaria en 1575. Armas que con absoluta corrección ostenta el gran maestre don Carlos Gereda de Borbón como marqués consorte de la XV marquesa titular de Almazán.
