Sin reparar en la existencia de una reciente entrada en la que ya se trató el asunto, don Fernando del Arco expone, que no se ha añadido ni restado grafía alguna, lo que sigue:
VERNACULISMO
Por don Fernando del Arco García
Título este, muy aplicable al lenguaje heráldico, en general; viene a cuento por la introducida costumbre de poner las voces de los esmaltes heráldicos seguidas entre paréntesis de sus exquivalentes en castellano: gules (rojo), azur (azul), etc.
Yo mismo, de vez en cuando, practico esa moda ,sobre todo cuando escribo para poco duchos en nuestro léxico, no así cuando hablo o escribo para expertos.
Pasa lo mismo con los vernaculistas de la periferia peninsular, que cuando escriben en castellano se afanan en poner expresiones de su lenguaje vernáculo, especialmente los toponímicos. Pregunto ¿por qué no se introduce la costumbre de hacer lo mismo que en los heraldistas poniemdo entre paréntesis el equivalente en castellano? Por ejemplo: London [Londres], New York [Nueva York], etc.
Pensando en esta sugerencia (que no teoría ni dicción "ex cathedra" ¿lo pongo? [Desde la cátedra]), voy a poner una pequeña selección de poblaciones españolas con su nombre vernáculo (sin tener en cuenta quiénes de los bárbaros invasores: caucásicos pastores, godos guerreros, suevos galaicos, etc. les dieron tales sus nombres), vemos los siguientes: A Coruña [La Coruña], Antzuola [Anzuola], Araba [Álava], Arrasate [Mondragón], Arteixo [Artejo], Banyoles [Banolas], Eivissa [Ibiza], Errenteria [Rentería], Hondarribia [Fuenterrabía], Girona [Gerona], Iruña [Pamplona], Lizarra [Estella], Ontinyent [Onteniente], Pobra do Caramiñal [Puebla del Caramiñal], San Boi de Llobregar [San Baudilio de Llobregat], Vall d¨Uixó [Valle de Uxó], Sant Cugat del Vallès [San Cucufate del Vallés] y así un largo etcétera.
Yo preferiría que si se escribe en castellano se ponga todo en castellano salvo que los nombres tengan su uso "de inmemorial"; un pionero de esta idea fue Francisco Xavier {de inmemorial] de Garma y Durán, que abogaba por castellanizar todas las voces francesa de nuestro léxico heráldico e incluso las introducidas en descripciones heráldicas en castellano, expresadas en la lengua de la tierra que le acogió y colmó de honores. Termino invitando a tantos valiosos colegas que tienen sus cátedras [sillones] en distinguidas y variadas Academias que discutan estos puntos pero sin confrontaciones, académicamente y también invito a los talentos periféricos que escriban más en su lengua haciendo suya la lexicografía heráldica heredada.