lunes, 20 de diciembre de 2010

AUMENTOS DE HONOR, III

 Dando continuidad a las entradas sobre el mismo asunto, hoy se proponen algunos ejemplos más de aumentos de honor. En particular los concedidos por monarcas ingleses en retribución a los méritos contraídos por sus súbditos.
Quizá el más antiguo aumento de honor de las armerías de un caballero inglés procede de los siglos medievales en que los reinos de Inglaterra y Francia se enfrentaron en el campo del honor. Cuenta la leyenda, que no la crónica, que sir William Pelham capturó al monarca galo en la batalla de Poitiers.
En premio a su hazaña recibió el aumento de honor de cuartelar sus anteriores armas, tres cisnes bien ordenados, con dos correas terminadas en sus correspondientes hebillas, muebles que representaban el cinturón que sujetaba la espada rendida del monarca francés, sirviendo como recuerdo perpetuo de su heroica acción.
Se proponen como segundo ejemplo las armas del segundo duque de Norfolk, lord Thomas Howard. Corría el año 1513 cuando el rey de Escocia comenzó la invasión de Inglaterra al amparo del pacto firmado con el rey de Francia. Presentando batalla el ejército inglés al mando de lord Thomas, los escoceses fueron derrotados en Flodden.
Como recompensa, el rey Enrique VIII concedió un aumento de honor en las armas originales del II duque de Norfolk, que eran de gules, con seis crucetas de plata, recrucetadas y apuntadas en su brazo inferior. El premio consistió en una banda de plata cargada en el cantón diestro del jefe de las armas del rey de Escocia,
cortando el león real de gules, y siendo atravesado en sus fauces por una saeta de lo mismo.
Armas que aún hoy ostenta, en el primer cuartel de su composición heráldica, lord Edward FitzAlan-Howard, XVIII duque de Norfolk, de cuyos empleos heráldicos, dado que es el jefe del colegio de armas de Inglaterra, se hablará en una futura entrada.
Se exponen por último las armas del coronel Newman que, en 1648, ayudó a escapar a Francia al hijo primogénito del rey Carlos I de Gran Bretaña, quien moriría decapitado a manos de Cromwel. El coronel Newman se hizo acreedor del favor real al mantener la defensa de la puerta de la ciudad de Worcester por la que pudo huir el futuro Carlos II.
Las armas originales del coronel Newman eran un cuartelado de primero y cuarto de azur, con tres estrellas de plata bien ordenadas; y segundo y tercero de plata pleno. El aumento de honor recibido en sus armas consistió en un escusón de gules cargado de un rastrillo de oro, en recuerdo de su heroica acción ante la puerta de Worcester, sumado de corona imperial.