No se sorprenda, improbable lector, la vigencia de lo que acabo de exponer le resultará evidente a través de algunos ejemplos.
En las ceremonias castrenses de toda índole se reconoce rápidamente la persona está al mando de la formación observando quién porta el bastón de mando; un palo a fin de cuentas, adornado, pero un palo.

Es costumbre, por ejemplo, que en las ceremonias, tanto civiles 
como militares, al recibir a algún miembro de la real familia, se ceda el bastón de mando al insigne invitado manifestando con ese gesto el reconocimiento de su autoridad.

Todavía hoy, creo que es uso universal, las divisas de los empleos de general se reconocen porque un bastón se apoya sobre un sable. 
Incluso la divisa del empleo de capitán general, que en España ostenta únicamente el rey, exhibe un bastón sobre otro bastón, 
lo que viene reflejar de modo parlante la autoridad, el mando, sobre los que mandan.
Tradicionalmente nuestros reyes se han hecho retratar portando un palo llamado bengala, que significaba el mando efectivo sobre su reino. 
En el transcurso de una ceremonia a la que tuvimos el honor de asistir, con ocasión de la celebración de sus primeros veinticinco años de reinado, nuestro actual monarca, don Juan Carlos, recibió de manos del jefe del estado mayor de la defensa, máximo mando efectivo, una bengala que se adornaba con la divisa de su empleo y con los muebles de los reinos que conforman España. 

Y no solo los monarcas, tradicionalmente los generales portaban en el campo de batalla sus bengalas para ser reconocidos sin dificultad.
En el ámbito eclesial es igualmente el que porta el báculo quien ostenta la máxima dignidad. 
Así, en las ceremonias de entronización de los nuevos obispos, la toma del báculo es el acto a través del cual se hace entrega de la autoridad sobre el rebaño de fieles.
Igualmente, otras monarquías de los reinos de nuestro entorno significan su autoridad por medio de cetros.
los símbolos de su reinado se fijaron con la corona, un crucifijo y el cetro real.
Para concluir se exponen otros bastones, que igualmente significan autoridad, más relacionados con nuestras ciencias. Me refiero a los bastones que portan, en el ejercicio de sus funciones, los reyes de armas, heraldos y persevantes.
Como se ha explicado ya en varias ocasiones, los reyes de armas son los funcionarios públicos en los que recae la cesión de autoridad de los monarcas soberanos para atender los asuntos relacionados con las materias heráldica, genealógica y nobiliaria. 
En consecuencia, al poseer la cesión de autoridad emanada del mismo soberano, los reyes de armas portan con absoluta propiedad el símbolo de su poder, el símbolo de su autoridad: Un bastón, un cetro.
Concluye esta entrada con una larga serie de fotografías en las que se exponen los diferentes bastones que los reyes de armas y demás autoridades heráldicas portan en el ejercicio de sus funciones.El colegio de armas del reino de Inglaterra posee dos cetros diferentes que distinguen a los persevantes y heraldos, de los reyes de armas. El bastón de autoridad de los primeros se adorna, en su extremo, del mueble representado en las armas del propio colegio de armas,
una paloma de azur, paloma que quiere representar el primitivo oficio de los heraldos como mensajeros.
El rey de armas de Escocia porta igualmente un bastón adornado con la señal de aquel reino: el cardo escocés.
Los cuatro oficiales de armas particulares de aquel reino portan igualmente bastón de sable con tapas de oro 

a excepción del oficial de armas del conde de Crawford, que porta un cetro adornado con el jaquelado y el león de las armas de aquel noble.
También el representante de la autoridad heráldica de Eslovaquia utiliza un cetro ornamentado con la cruz de doble traviesa que simboliza a aquel país.
Del mismo modo, las autoridades de Frisia, de las que se habló recientemente, usan en el ejercicio de su función un báculo de oficio, un bastón.
Estos cetros o bastones de oficio heráldico es costumbre que se representen, acolados, a las armas de su poseedor. 
Bastones adornados con el emblema de la orden de la túnica inconsútil de nuestro Señor, propia de aquella dinastía.
Concluye esta entrada, a modo de nota de humor, con la imagen del cetro de Ottokar, 
que se convierte en el sustento fundamental de la trama del comic de homónimo título.
