Nos remite esta noticia don José Antonio Vivar del Riego. Realmente es curiosa:http://www.elmundo.es/elmundo/2008/08/03/espana/1217752562.html?a=be47d7d9ec09c593487864fd3b91fecd&t=1217762931.
Se añade, al hilo de la noticia reseñada, página en francés que recoge las armas de los que fueron maestres de aquella orden extinta: http://fr.wikipedia.org/wiki/Armorial_des_ma%C3%AEtres_de_l%27ordre_du_TempleIgualmente, este insigne caballero, experto en armoriales, como puede apreciarse en su conferencia, http://www.adghn.org/confe/2007/blason_escrito.pdf, nos propone la visita al boletín de la real academia de heráldica donde, en su última edición, en el artículo final, se recoge un árbol de costados del recientemente elegido príncipe soberano de la orden de Malta: http://www.insde.es/ramhg/textos%20heraldica/boletin-067.pdf. 
Ya se ha hablado en este espacio de la denominada atribución de armas o heráldica ficticia, que propuso armas inventadas para los más variados personajes históricos, previos a la existencia de la heráldica y legendarios, en un momento de gran esplendor de la ciencia heráldica. 
Se conocen al menos dos atribuciones de armas para María santísima: Una primera, en un campo de azur un corazón de gules, alado de plata, atravesado por espada, también de plata. La segunda atribuyó a María un jarro de lirios de plata, en campo de azur.
Este último caso es el de la provincia de Barcelona, que ha creado nuevas armas para la provincia: Se trata de una redisposición de las armas de la ciudad que da nombre a toda la provincia, con las del principado. Las armas de la ciudad se colocan sobre las del principado con un losange, de tan acertado uso en aquellos reinos.
De las armas de los condes de Barcelona y reyes de Aragón ya se ha hablado en este espacio en varias ocasiones. Baste recordar que las traía el conde soberano don Ramón Berenguer IV en 1137 al casar con la princesa doña Petronila de Aragón de 4 años de edad.
San Jorge es un santo que no tiene sustentación histórica. Parece demostrado que realmente el personaje no existió nunca. Ello no es óbice para considerar la virtud de la figura, del concepto que representa el santo. Lo que se pretende con esta devoción es alabar la lucha, la superación humana contra la adversidad del tipo que sea. Se atribuyen a san Jorge la cruz de gules en campo de plata por razón evidente: El campo de plata simboliza inconscientemente la pureza y la cruz de gules, color bélico por excelencia, la lucha cristiana contra el mal. 
Este escudo se timbra habitualmente de corona real y en ocasiones se añade cimera de murciélago, tal como se representa en las farolas de la ciudad:
Se acompaña bandera municipal creada a partir de las armas de la ciudad.
Se proponen hoy diferentes ejemplos de aquella realidad en las armas de varios municipios de aquellos territorios.
El uso de la corona real, tan extendido hoy como timbre de los escudos municipales, pensamos que es forma tan acertada, o más, que la mural, de connotaciones tan extrañas a nuestra sociedad. Además, lo que realmente se quiere significar con el timbre de la corona mural, es la no dependencia de señor feudal alguno. Para ello, la corona real no solo sirve, sino que significa con más rigor, esta ausencia de señorío que no sea el del rey.
En Montjuïc idéntica situación, 
la bandera de España custodiada por la bandera del principado junto con la de la ciudad condal. Realmente se trata de una bonita estampa:
Y, asómbrese improbable lector, en el mismísimo palacio del President de la Generalitat, la bandera de España ondeaba junto a la del principado de Cataluña.
Da la impresión, cuando se recorre esa tierra y se tiene la suerte de convivir con sus amables gentes, que son los políticos los que pretenden envenenar una convivencia a todas luces pacífica y moderada. Ni problemas con el idioma ni de ningún tipo hemos tenido en Cataluña.
Hay elementos, figuras heráldicas, que en el subconsciente social se asocian de forma inequívoca con nuestra ciencia. Estas figuras son las que, de forma inconsciente, vinculamos con los escudos medievales: El león, la flor de lis y la espada. No añadiría ninguna otra.
Se añade por último que, casualmente, ese escudo ficticio recuerda nítidamente el de una santa-guerrera de la que se habló en este espacio virtual: Santa Juana de Arco, cuyas armas se exhiben a continuación: 