Perfecto ejemplo de buen diseño heráldico:
Se trata de las armas de la ciudad de Madrid.
Las mismas armas con un diseño poco sugestivo y que son las que el ayuntamiento ostenta actualmente:
Y estas otras las que, desde 2004, el señor alcalde ha decidido usar como emblema en todos los documentos expedidos por el ayuntamiento de Madrid. Un despropósito. Sin color:
Madrid tuvo por armas, desde 1200 aproximadamente, cuando las villas comenzaban a adoptar armas, una osa parda, pasante, no rampante ni empinada, sobre la que se dibujaban las siete estrellas de la constelación de la osa mayor de plata, en su posición astronómica, sobre campo también de plata.
Determinan varios autores que el concejo de la villa adoptó tales armas porque Madrid se encontraba en una zona denominada Úrsica y porque, efectivamente, tal como relataran las crónicas de Alfonso XI siglos después, la zona de monte de esta villa contaba con abundancia de osos y de jabalíes.
Es conocido el pleito, que finalizó en 1222, entre autoridad civil y eclesiástica por el derecho de uso de prados y bosques. El final del pleito se selló con la adopción de dos diferentes armerías. Por parte del municipio civil oso rampante, o empinado sobre árbol. Por parte del cabildo eclesiástico oso paciendo sobre prado.
Las siete estrellas que aparecen en la bordura del escudo del municipio de Madrid son las de la constelación, evidentemente. Y esas siete estrellas son las que la comunidad de Madrid dispone en sus armas, en el jefe del escudo, y en su bandera. He aquí las armas de la comunidad de Madrid en un diseño acertado:
Y el oso no es oso sino osa, como ya se expuso en este mismo blog, por la contundente razón de que las primeras armas de Madrid eran la osa mayor. Y tal osa es la que permanece en sus armas.
Por último indicar que el madroño no se daba, ni entonces ni hoy, con especial abundancia por estos lugares. Lo que el dibujante heráldico quiso representar fue un árbol con pequeños frutos. La población lo asimiló al madroño pero todo apunta a que no era tal, sino que se trataba de un lodón, celtis australis, muy abundante en la zona de lo que es hoy la comunidad de Madrid, sobre todo hacia la sierra. Todavía hoy, el municipio donde reside el autor de estas líneas, trae en su escudo un lodón en un entado en punta y alzado, según se expone a continuación:
La corona real del municipio de Madrid la concedió el rey don Carlos I. Durante siglos se dibujó sobre el árbol pero el cronista de Madrid don Juan López de Hoyos, en el XVII, la situó en la posición que debe ocupar y hoy ocupa.
Se trata de las armas de la ciudad de Madrid.Las mismas armas con un diseño poco sugestivo y que son las que el ayuntamiento ostenta actualmente:

Y estas otras las que, desde 2004, el señor alcalde ha decidido usar como emblema en todos los documentos expedidos por el ayuntamiento de Madrid. Un despropósito. Sin color:
Determinan varios autores que el concejo de la villa adoptó tales armas porque Madrid se encontraba en una zona denominada Úrsica y porque, efectivamente, tal como relataran las crónicas de Alfonso XI siglos después, la zona de monte de esta villa contaba con abundancia de osos y de jabalíes.
Es conocido el pleito, que finalizó en 1222, entre autoridad civil y eclesiástica por el derecho de uso de prados y bosques. El final del pleito se selló con la adopción de dos diferentes armerías. Por parte del municipio civil oso rampante, o empinado sobre árbol. Por parte del cabildo eclesiástico oso paciendo sobre prado.
Las siete estrellas que aparecen en la bordura del escudo del municipio de Madrid son las de la constelación, evidentemente. Y esas siete estrellas son las que la comunidad de Madrid dispone en sus armas, en el jefe del escudo, y en su bandera. He aquí las armas de la comunidad de Madrid en un diseño acertado:
Y el oso no es oso sino osa, como ya se expuso en este mismo blog, por la contundente razón de que las primeras armas de Madrid eran la osa mayor. Y tal osa es la que permanece en sus armas.Por último indicar que el madroño no se daba, ni entonces ni hoy, con especial abundancia por estos lugares. Lo que el dibujante heráldico quiso representar fue un árbol con pequeños frutos. La población lo asimiló al madroño pero todo apunta a que no era tal, sino que se trataba de un lodón, celtis australis, muy abundante en la zona de lo que es hoy la comunidad de Madrid, sobre todo hacia la sierra. Todavía hoy, el municipio donde reside el autor de estas líneas, trae en su escudo un lodón en un entado en punta y alzado, según se expone a continuación:




Vila: Origen Catalán. Los de Cataluña traen por armas: En azur, una villa de plata, mazonada de sable y aclarada de gules. No obstante los de Cantabria, Vascongadas y Navarra traen por armas: En campo de oro, cinco panelas de gules, puestas en sotuer. Bordura de gules con ocho aspas, de oro. 
Por último Bautista de Lisbona: De origen Catalán, este apellido se formó por unión de los dos linajes en el siglo diecinueve. Sus armas son un partido dimidiado de ambos linajes. Es decir no es un partido de dos linajes: un escudo en el que se representan los escudos de ambos linajes completos, sino un dimidiado: escudo que representa la mitad de las armas de cada uno de ambos linajes.
Se comentó en este blog la costumbre tan española de decorar estancias, colgando de paredes escudos de madera decorados con las armas del dueño del lugar, dimidiando sus armas con las de su esposa, o simplemente con heráldica ficticia. No se requiere un especial talento: una madera de dimensiones en torno a cincuenta por sesenta centímetros, una sierra, pintura 



Como se puede apreciar, dejando a un lado la forma del escusón, la única diferencia entre ambas es la bordura del propio escusón de Borbón-Anjou.
Este otro escudo, por último, es el que representó a España mientras no fue un reino. Las dos lamentables ocasiones en que ocurrió desapareció el escusón: