martes, 7 de junio de 2011

JAMIESON

Aún de permiso, hoy me tomo la libertad de aburrirle, improbable lector, con una breve entrada que pretende llamar su atención sobre uno de los más altos exponentes del actual panorama artístico de la heráldica: don Andrew Stewart Jamieson, a quien sin duda ya conoce y cuyas armas preceden estas líneas.
El señor Jamieson posee página propia en la red, un verdadero recreo visual,
http://www.jamiesongallery.com//. Pero además, y este dato es bastante excepcional, cuenta con vídeos en los que muestra su arte aderezado, aunque no necesita aderezo alguno, con muy bien escogidas obras sinfónicas.
Añado los enlaces a siete de las composiciones visuales que nos ha regalado a través de la red del ancho mundo:
Parte primera:
http://www.youtube.com/watch?v=I9Npud-dYZs&feature=related
Parte segunda:
http://www.youtube.com/watch?v=ohTrbuRRb9Y&feature=related
Parte tercera:
http://www.youtube.com/watch?v=uZlHmk8dB_I
Parte cuarta:
Y parte quinta:
Un apéndice:
Y otro:
Me permito proponer a su atención un particular dibujo del autor que resulta especialmente atractivo. Dibujo que ya se usó en una entrada no muy lejana:
Efectivamente, se advierte la evolución, a través de brisuras, de las armas modernas de Francia. Armas que derivan, añadiendo bordura de gules, hacia las que ostenta nuestra actual dinastía Borbón-Anjou. Y a partir de estas últimas, en las de la familia soberana del ducado de Parma, que brisa con ocho veneras de plata la bordura de gules de nuestros monarcas.
No quiero concluir sin hacer referencia a la anterior entrada titulada ¡Adelante!

En exceso particular, no escondía una referencia a mí mismo. No pretendía albergar un mensaje críptico, ni ocultar una especial idea, ni servir de ambiguo texto que camuflara mi identidad.
En cualquier caso agradezco de veras el aluvión de correos impregnados de sentimientos de buena voluntad; y las llamadas de los más cercanos (y buenos amigos); y la preocupación sincera de todos. Pero no, insisto, no hacía referencia a mí mismo. La dirigí a un conocido que no pasa por su mejor momento.
Es evidente que no soy capaz de transmitir ideas a través de la escritura.