domingo, 1 de noviembre de 2009

EL CORDERO PASCUAL

Al hilo de la anterior entrada en la que se hacía referencia a monseñor Gagnon, que optó por diferenciar sus armas de las de su pariente, monseñor Demers, utilizando dos corderos pascuales se desea añadir una nota relativa a esta figura.Durante siglos, la religión judía mantuvo una costumbre que se consideraba revelada por el Altísimo. La Pascua, cuya celebración no viene determinada por una fecha fija sino que es móvil. Fiesta que en nuestra religión cristiana denominamos Semana Santa.Recordará, improbable lector, que cuando Jesús fue apresado en el monte de los olivos de la ciudad de Jerusalén, para ser juzgado y condenado a muerte, salía de celebrar la Pascua judía con los apóstoles.Efectivamente la fiesta tenía por origen la huída de la esclavitud de la tribu judía desde el imperio egipcio. Pero a ese recuerdo del inicio del éxodo se añadía una ceremonia de carácter enteramente religioso.La ceremonia consistía en escoger uno de los muchos corderos que se tributaban al templo de Jerusalén. Cordero que debía cumplir con una serie de requisitos de limpieza, de ausencia de manchas y de edad. Cordero al que se abría levemente la arteria carótida, a la altura del cuello del animal, para iniciar su desangrado, abandonándose a su suerte en el desierto. El cordero, a través de una serie de oraciones, se cargaba simbólicamente con los pecados del pueblo judío. Pecados de los que todos quedaban limpios por medio del sacrificio del cordero.El protagonista de este rito, el cordero pascual, el cordero de Dios, es el que anunció Juan Bautista en su predicación a las orillas del río Jordán, refiriéndose a la figura de su primo segundo, refiriéndose a Jesús. Posteriormente, la iconografía cristiana se ha valido del recuerdo de esa predicación y ha identificado habitualmente a Jesús con el cordero. No en vano la Iglesia establece un rito inexcusable previo a la comunión en el que mostrando el pan consagrado se proclama: Éste es el cordero de Dios que quita los pecados del mundo.Se desea concluir reiterando lo expuesto hasta aquí: La figura del cordero pascual, del cordero de Dios, fue anunciada efectivamente por Juan Bautista, pero aludiendo a Jesús. Considerar en consecuencia que el cordero representa a Juan es erróneo. Es símbolo de la figura Nuestro Señor, es imagen de Jesús, representa en definitiva a Cristo.