miércoles, 7 de mayo de 2008

ESPADA PUNTA ABAJO

Al hilo de la entrada de ayer martes, sobre la elección de armas propias, se propone hoy este tema:
Se habló recientemente de la reina de Leonor de Castilla, esposa de don Alfonso VIII y se recordó que era hermana del conocido rey Ricardo I corazón de león. La ciudad más visitada del mundo, a pesar de estar en una isla, es Londres. Al recorrer Londres es obligado visitar las casas del parlamento donde todos nos hemos topado con una monumental estatua del rey Ricardo, empuñando una espada en su mano derecha. La segunda ciudad más visitada del mundo es París. Si ha visitado París, improbable lector, a buen seguro habrá rendido visita a la iglesia del sagrado Corazón, en Montmatre. Allí se habrá encontrado con un monumento al sobrino-nieto del rey Ricardo I de Inglaterra, el rey Luís IX de Francia. Aquí el rey también muestra su espada. Si bien de forma absolutamente diferente. La sostiene por la hoja mostrando la empuñadura en lo alto. Es común representar de esta forma al rey san Luís. En la ciudad de Estados Unidos que tomó por nombre el del santo rey, la disposición de la espada en un monumento al mismo rey es idéntica: El parentesco entre ambos reyes, por si algún improbable lector que se atreve con este blog lo ignora, viene determinado porque Ricardo I era hermano de la reina Leonor de Castilla. Esta reina Leonor tuvo, entre otros muchos, una hija llamada Blanca, que fue reina de Francia al casar con el rey Luís VIII de aquel reino. Su hijo fue san Luís, o Luís IX. En consecuencia el rey Ricardo I era hermano de la abuela del rey Luís IX. Alguna vez me han preguntado porqué en mis armas la espada estaba puesta al revés. La espada no está puesta al revés. La espada tiene su punta hacia abajo por la misma razón por la que las estatuas de san Luís representan al rey con la espada en la misma posición.

martes, 6 de mayo de 2008

LA ELECCION DE LAS PROPIAS ARMAS

Pregunté hace unos días a don José Antonio Vivar del Riego, insigne heraldista especializado en armoriales, si usaba armas. Solicitaba esa información con el ánimo de añadirlas a la entrada del día 19 de abril, en la que se hizo mención de su excelente trabajo.

Su respuesta me ha obligado a meditar sobre el asunto: Me explicó que no, que ni las usa ni tenía intención de adoptarlas en el futuro.

Me pareció del todo sorprendente. Los incipientes aficionados a estas artes, a estas ciencias, lo primero que hacen es interesarse por el escudo de su apellido para, una vez que van comprendiendo como funciona el asunto, crear armas nuevas para sí mismos y usarlas luego a vista de todo individuo que esté dispuesto a entretenerse con estos temas.

Estas fueron, exactamente sus palabras:
"En cuanto a que si uso armas, te diré que no. Ni tengo intención. Durante la carrera tuve la veleidad de llevar en el forro de la carpeta el clásico escudo de Vivar que aparece en todos los repertorios, y ahí se acabó la cosa: ahora he descubierto que me divierto mucho más estudiando nuestra ciencia desde fuera, sin implicarme personalmente.
Hoy en día, cuando tengo una colección abrumadora de libros de heráldica, me resultaría impensable colgar en casa un escudo propio. ¿Paradójico? Tal vez, pero prefiero que mi afición no me invada otros ámbitos."


Esta afirmación me ha hecho recordar que el último cardenal arzobispo de París, monseñor Lustiger, nunca adoptó armas. La verdad es que, en buena medida, muchos lo consideraron un ejemplo al no hacer concesión a una costumbre tan noble como la adopción de escudo.

Así, me asaltó la pregunta: ¿Debemos hacer heráldica sin participar de la heráldica?

Es verdad que para el común de los mortales poseer un escudo se considera ostentoso. Pero no entre personas con una cierta cultura heráldica. ¡Y el distinguido caballero que escribía el mensaje es maestro de heráldica!: En consecuencia, lo más probable es que tenga razón. Que debamos estudiar heráldica desde fuera, sin vincularnos: Creando ciencia. ¿Usted qué opina, improbable lector?

lunes, 5 de mayo de 2008

MONASTERIO DE RODILLA

Se habló en la entrada del martes, veinticinco de marzo, de las armas de la provincia y de la ciudad de Burgos. Al hilo de aquel asunto se proponen hoy otras armas de esta provincia. Se trata de un municipio sito a cuatro leguas al norte de la capital burgalesa: Monasterio de Rodilla. Proviene su nombre de un monasterio que allí estuvo establecido, de la orden benedictina, hasta el desastre que supuso la desamortización, del que se conserva la iglesia, y de un pico llamado Rodilla que se encuentra en el campo del municipio.

De belleza extraordinaria por lo feraz de su entorno es la patria de mi amigo y compañero de armas don José Antonio López Moral. Quien diseñó las armas, lejos de recurrir a un fácil parlante, optó por un primer cuartel del reino de Castilla cortado con un quinquefolio de plata en campo de sinople, alusivo a lo feraz de los alrededores del pueblo. Se añaden a esta entrada las armas del municipio aludido, las de la provincia de Burgos y las de la comunidad autónoma de Castilla y León, sus entidades superiores provincial y autonómica.

domingo, 4 de mayo de 2008

PROVINCIA DE GUADALAJARA

El escudo que precede a estas líneas es el de la provincia de Guadalajara. Reune en un solo escudo las armas de las poblaciones que eran cabeza de partido judicial en el momento de su creación. Ya se habló de la desafortunada elección de este sistema como forma de creación de armas de caracter provincial, resultando escudos practicamente irreconocibles.
El escudo está dividido en ocho cuarteles que se pasan a comentar brevemente:
En el primer cuartel: Un manteado, representa las armas de Molina de Aragón. En el segundo: Un partido, representa en el primero un castillo que por su extraña silueta suponemos propio de la localidad. Si bien en el dibujo postpuesto toma la forma de una torre tradicional. Son las armas de Sigüenza, sede episcopal desde la edad media.

En el tercer cuartel: Un partido del cuartelado real con otra fortificación que suponemos propia de la localidad de Atienza, de donde son estas armas.

En el cuarto: Se representan las armas de Brihuega, con castillo de oro y una imagen de María Santísima saliente del homenaje y acompañada a diestra y siniestra de báculo episcopal de oro.

En el quinto: Se representan las armas de Cogolludo a través de un cuarteado: primero y cuarto un partido de Castilla y León. Segundo y tercero, las lises del antiguo reino de Francia. Estas armas recuerdan, alteradas, las armas de los desposeidos injustamente de su trono, infantes de la Cerda.


En el sexto: Cifuentes un parlante con un castillo de oro, sobre roca de la que manan fuentes de azur. Lo de villa condal no es otra cosa que poner de relieve que existen condes con el título de la localidad que allí residieron, hasta que la justicia del rey, tras una sublevación, destruyó el palacio condal.

En el séptimo: Las armas, extrañas, de la localidad de Pastrana. Un partido de azur y plata. Cargado con la letra inicial del nombre del municipio y aparte de otros muebles cargado de calavera de plata. Escudo extraño. Recuerda un jeroglífico de Pedro Ocón de Oro.

En el octavo, destaca la campaña diferenciada del resto del campo del escudo. Son las armas de Sacedón. En la foto que se acompaña la explicación de la corona viene determinada por el momento histórico en que se labró.

En el escudo provincial, por último, sobre el todo se ha dispuesto escusón de azur representando las armas de la propia capital de provincia, la ciudad de Guadalajara: Una ciudad de oro y un caballero de plata sobre montura de gules, acompañado de tres peones de plata.

El escudo de la capital alude a la conquista de Guadalajara en 1085 por un ejercito dirigido por Alvar Fáñez, compañero de armas del Cid Campeador.


El conjunto es abigarrado y falto de elegancia. Es una maraña de símbolos indescifrable. Es lo contrario de lo que la heráldica pretende ser: clara y concisa.

sábado, 3 de mayo de 2008

MÁS ESCUDOS EPISCOPALES DEL MISMO AUTOR

Al hilo de la entrada anterior se han descubierto otros escudos episcopales del mismo autor anterior. Canadiense suponemos, en tanto que todos los obispos son de aquella antigua dependencia británica.
El siguiente escudo es de monseñor Daniel Bohan arzobispo de Regina: El águila con la serpiente atrapada en su pata es un símbolo tradicional de la familia Bohan, de Irlanda. Tiene un cierto sentido de asimilación con la figura de Cristo, que vence a la muerte. La rosa es por York, nombre que Toronto tuvo originalmente y cuidad de nacimiento del arzobispo.

La página de origen es esta: http://www.archregina.sk.ca/.

Las siguientes armas son de monseñor Fred J. Colli, obispo de Thunder Bay, Canada:

Extraídas de esta página: http://www.dotb.ca/.

Por último las armas del obispo John A. Boissonneau auxiliar de la archidiocesis de Toronto.

viernes, 2 de mayo de 2008

ESCUDO EPISCOPAL

Se proponían, hace ya días, las armas de varios obispos que incluían cruces de Tolousse. Uno de ellos, tenía por armas un forro de armiños, cargado con diferentes piezas y muebles.

El forro de armiños nos ha traído a la memoria las armas, extraordinariamente bien diseñadas, de otro obispo que incluye en su escudo un franco cuartel también de armiños.

Se trata del obispo LeGatt, de la ciudad canadiense de Saskatoon, en la parte francesa de la dependencia británica. Sus armas adoptan el franco cuartel de armiños, como homenaje a sus ascendientes. La gavilla de trigo es alusiva a la eucaristía. Las espadas a san Pablo y la paloma, evidentemente al Espíritu Santo. El conjunto es estético. Armónico. Puede apreciar los detalles en la página: http://www.saskatoonrcdiocese.com/pages/about_bishop_legatt.cfm#TheBishop.Del mismo artista heráldico son las armas siguientes:
Las del obispo Douglas Cosby de la diócesis de Labrador, también en Canadá y que puede visitar en la página: http://www.rcchurch.com/worship.htm, Por último las del arzobispo Terrence Prendergast, jesuita, ordinario de Ottawa, con la explicación de sus armas en esta página: http://www.ecclesia-ottawa.org/archbishop/ab-e_bio.html
Observe, improbable lector, el acierto en el diseño de los escudos propuestos.

jueves, 1 de mayo de 2008

REFLEXION HERALDICA Y IV

Las tres últimas entradas con este título vinieron motivadas por la noticia del nuevo proyecto de recopilación de las armas de los actuales obispos españoles. Y por fin, para terminar esta serie de reflexiones se proponen algunas de las armas que se han podido encontrar en la fuente única de consulta de este blog: La propia red.

Se recuerda que, si se insiste tanto en proponer las armas de los obispos es porque se trata de una heráldica viva, dado que casi cada día se ordenan nuevos obispos y porque se pueden conocer sin dificultad las causas que llevaron a la elección de tales armas consultando la propia red.

Se proponen, por su buena factura, las armas de los obispos españoles siguientes:

El obispo de Seo de Urgel. Este prelado no explica en su página la causa de elección de los muebles que carga en sus armas, pero posee un elemento que a todos nos llama poderosamente la atención: La corona de príncipe de Aragón que timbra sus armas.

El obispo de Mondoñedo –Ferrol. Para este prelado las armas fueron diseñadas magistralmente por el maestro don Eduardo Pardo de Guevara. La explicación de las causas de elección, aparecen recogidas en esta página: http://www.mondonedoferrol.org/obispo/escudoepiscopal.htm


El obispo de Cuenca. No hemos sido capaces de encontrar la explicación del porqué de sus armas. Pero hay que reconocer que resultan soberbiamente diseñadas. Se acompañan fotos de su ordenación en las que se aprecian sus armas en las ínfulas de su mitra: